24 de enero de 2009

Actitud


Desde que he estado en Suecia he buscado espacios en donde pueda tener contacto con los nativos. Las razones son varias, aunque en principio fue por el idioma. Después vinó "junto con pegado" otras circunstancias como comportamiento, valores, códigos de conducta y de comunicación, creencias y pensamientos, entre otras.

Todas estas características me han permitido revisualizarme, reconocerme, aprender y encontrar posibilidades para mejorar como påersona y como persona en sociedad. Veo con más claridad lo que la psique colectiva del mexicano ha hecho en mi psicología personal, cosas buenas pero para desgracia hay más malas.

Al hacer esta retrospección personal me doy cuenta de lo mucho que nos falta hacer como sociedad mexicana. Es frustrante como cosas "tan sencillas y obvias" pueden hacer la diferencia pero quizá por ser tan obvias no reparamos en ellas. Ser honesto por ejemplo permitiría una mayor organización, cooperación y posibilidades de trabajar en equipo. Confiar, no tendríamos corrupción y ese diez por ciento del PIB que se pierde en este proceso podría bien ser empleado para la investigación. Son sólo probaditas de lo que un simple curso o educación en otro lado puede hacerte reflexionar.

Cuando veo que en la escuela aprendemos cómo buscar las oportunidades veo que en México y que muchos de nosotros no hacemos mucho para generar esas oportunidades sino que sólo estamos pasivamente esperando a que nuestra buena cara atraiga algo.

En Suecia se apoya a todo aquel emprendedor. Ejemplo, una chica sueca de 23 años ganó el premio europeo de jóvenes emprendedores del 2008. Luego de una paralisis cerebral que le llevó dos años a estar en cama no le detuvieron para regresar al mundo de la innovación. Creó su propia empresa y sus ganancias han sido fenómenales. Qué se hace en México, seguimos esperando tener maquilas. No hay innovación, no hay nada nuevo, no se genera se espera sólo a que sigamos siendo receptores de todo lo que el mundo quiere hacer. No hay ambiciones y los que las tienen encuentran siempre estadísticas abismales para echar a andar sus sueños. De 132 países, en general, cuando hablamos de estadísticas, andamos siempre por ahí del puesto noventa, sí, noventa ya bien en competitividad, infraestructura, innovación, tecnología, comunicaciones, corrupción, efectividad, facilidad de tramites. A dios gracias que no hay tantos países que juegan fútbol y ello nos permite estar en el lugar 15, sino, imagínense.

Así que pensemos toda la de cosas positivas que tenemos para mejorar. Y así, como diría la Lupé Dále-recio. Hoy voy a cambiar, mejor aún. Hoy yo ya cambié, ¿tú?.

19 de enero de 2009

Cheer up, once and again


Estaba leyendo un artículo sobre un crimen de odio. El orígen es la homofobia, para variar, léase mi sarcasmo. El 24 de marzo del 2008 dos "presuntos neonazís" -como ellos mismos se "identificaron"- golpearon a una pareja de chicos que habían salido minutos antes de un sitio gay, uno de ellos inglés y el otro sueco. Los agresores insultaron primero a la pareja por su relación, -quién es la niña, seguido de una lista de calificativos peyorativos por su preferencia sexual-, luego por ser extranjero uno de ellos -en Suecia sólo se habla sueco, dijeron los agresores-. He pensado un poco en el tema y como ya había escrito antes uno no puede llamar negro al que es negro, no puede decirle buga a un heterosexual, no puede decir judío a un judío, etc, etc, porque es considerado como crimen -bajo las condiciones que es-. Pero "no pasa nada" si alguien llama a alguien maricón, buttboy, fagget, joto, etc., etc. siempre pensé por qué habría que aceptar esta mierda. Pero en la nota se informa también que estos personajes fueron sancionados con cuatro meses de cárcel y tendrán que pagar daños, no creo que sea suficiente, pues en Suecia en hatbrott como éste se considera grave. Me dio de que pensar esta nota. Pero luego recapacité y quisé entender que en realidad se procuro justicia. Finalmente estamos en Suecia, las instituciones funcionan. Un insentivo más para hacer las cosas bien y seguir buscando espacios para todos.


Comento esta nota porque viene junto con pegado. Me explico. He estado muy contento y quizá esta postura me ha ayudado a ver las cosas de otra forma. No engañándome, como afirma el prevío post, sino que me hace sentir bien el tener pensamientos positivos. La nota me apachurro un poco pero luego recapacité en todos los por qués si para estar de nuevo contento. Los diarios me dieron el empujón. Ya tenemos mucho con la de problemas que hay en el mundo.

Y uniéndome a la idea de un diario de enumerar cosas por las que podría yo estar feliz vienen estas:

i) mañana llega Barama a la presidencia de EUA, me contagian las esperanzas que se tienen en él, ii) el miércoles comienzo un programa educativo de dos años que incluyen practicas laborales, luego de MUCHOSSSSS esfuerzos, la "revolución" me hace justicia, lol, iii) pienso tomar algunos cursos a distancia en el área de economía para sustentar más mi programa, iv) un posible viaje a México, v) sigue el amor en mi vida, gracias ST, vi) mi madre se encuentra bien, vii) ahí voy con las mejoras de los idiomas inglés y sueco, viii) mi entrenamiento sigue dando frutos, ix) veré a Suecia jugándose un boleto al mundial, Zlatan nos ayudará, x) me haré ciudadano sueco, ya pienso en qué partido me conviene, fp-m, xi) mis amistades que me siguen en este espacio, xii) se siguen dando aciertos en la lucha contra el terrorismo, xiii) se hacen espacios para lo "rosa", xiv) se concreta el "matrimonio neutral", xv) mi trabajo con los scouts y mi club de natación y xvi) por todo lo que viene.

¡¡¡ÁNIMO!!!

10 de enero de 2009

Interesante


Me pareció en realidad interesante este artículo. Muchas veces he pensado algunos de los razonamientos que hace Roemer, incluso, me consideraba, ya varias veces lo he escrito aquí, "pesimista" pero todos tenemos de todo y no es para tirarnos al precipicio. Lo mejor es seguir engañándose, de vez en vez, para adaptarse a las sociedad. Bueno, es un tema complejo e integral que para mi tiene que ver con aspectos físico-químico-biológicos, psicológicos y sociales. Pero no digo más, he aquí el artículo.

Andrés Roemer

¿Puedes confiar en tu cerebro?, 10 de enero de 2009, El Universal.

Parece ser que es más fácil que un “camello pase por el ojo de una aguja, a que una crítica que se nos haga entre en el reino de nuestra memoria”.

Es casi imposible en el cerebro humano aceptar una crítica, sin darle una explicación o justificación. Todos los cerebros conllevan una enorme base de datos de eventos memorables que en el fondo se preguntan: ¿Yo soy bueno? ¿Soy noble? ¿Soy valioso? Pero el concepto de lo que es uno mismo es maleable a nuestra conveniencia y la de nuestras circunstancias.
De todos los eventos que hemos vivido en nuestras vidas, nuestra memoria recuerda de manera editada los que más nos convienen para visualizarnos como nos queremos visualizar. De hecho, nuestros argumentos racionales son otro gran defensor de nuestro autoengaño para motivar esa parte del cerebro que es cobijado de vanidad. Es paradójico que nuestro razonamiento, la materia gris de la inteligencia, nos ayuda en ciertas circunstancias a alejarnos más de la realidad y de la verdad, que acercarnos a ellas.
Aun Hitler, Stalin, Pol Pot o colectividades como los hutus o los nazis se veían a sí mismos como seres con principios que justificaban las atrocidades cometidas bajo el lema de lo correcto y lo virtuoso. De hecho, el arrepentimiento de algunos es una autocomplacencia de reconocer que ahora sí viven en el bien, que son buenos.

El problema es que nuestro cerebro no es confiable y se dedica a trabajar más como un extraordinario abogado personal que busca toda evidencia para eximirnos de la culpa, que como un jurado imparcial que busca la verdad.

Lo increíble es que ese abogado personal además tiene la habilidad de buscar “testigos” que legitimen nuestros casos —identificar libros y teorías que refuercen principios y valores, iglesias y gente que autoproclame nuestro propio idioma.

En pocas palabras, nuestro cerebro no sólo está facultado para ser proclive a creernos superiores al promedio, sino que hemos sido “bendecidos” por algún orden divino, con atributos que nos hacen especiales. Lo increíble es que todos somos especiales. Ello además nos induce a estar rodeados y pasar más tiempo con gente que nos adule, nos acepte y realmente sienta que somos aquellos que nos gustaría ver en nosotros mismos.

Por si esto fuera poco, nuestro cerebro nos hace creer que la forma tan especial de ser nos hace invulnerables a las “estadísticas” que reflejan el “promedio” de las vulnerabilidades de “los otros en la vida”.

Por ejemplo, nos vemos diferentes, a distinción de los demás: “sí vamos a tener un matrimonio feliz para toda la vida”; “el cigarro y el alcohol no nos van a perjudicar”; “el no utilizar preservativos en relaciones sexuales nos va a eximir ser contagiados de alguna enfermedad”; “nuestro partido político va a ser el probable vencedor”; “nuestro Dios y nuestra religión es la verdadera y nosotros somos los elegidos”, etcétera, etcétera, etcétera. En fin, nuestro cerebro es un gran manipulador.

Todo esto nos lleva a dos moralejas: 1) no creas todo lo que piensas y 2) nunca confíes en tu cerebro. Sin embargo, no te enojes con tu cerebro por manipular tu cosmovisión de la vida.

Hay gente que de hecho sí tiene una visión más acertada de su lugar en el mundo; gente “más balanceada” en sus percepciones. Por lo general, se les conoce como “pesimistas” y probablemente son más infelices. Nuestro cerebro automanipulador nos hace enfermarnos menos, sobrevivir a enfermedades de manera más fácil, vivir más años y sonreírle más a la vida.

Lo penoso, lo triste, es que nuestro cerebro nos lleva a echarle la responsabilidad (culpa) de la mayoría de nuestros errores al prójimo y/o a las circunstancias, y repetimos, por ende, los mismos errores y los patrones equívocos intermitentemente —a veces— de por vida.

9 de enero de 2009

¡¡¡ brrrrrrrr !!!




¡¿Qué frío señores!? Ahora si que estas dos últmas semanas han estado de miedo con el frío, quizá no debería azombrarme pues es "normal", por estos lados, que se registren temperaturas, incluso más bajas, de las que hemos venido teniendo. Creo que mi azombro reside en que el año pasado por estas mismas fechas no estuvo tan feo el asunto y el año anterior fue mediana la intensidad del frío; lo que quiero decir es que ya no hay una constante en las temporadas. Ya para nadie es extraño esto de las modificaciones en el clima y sus repercusiones. Total a todo nos acostumbramos, dicen por ahí, de nuevo los riesgos de sólo adaptarnos y olvidar que existe el problema se incrementan.


Durante estas semanas he seguido con mi rutina, dentro de lo posible, porque hay días que aunque uno quiera el clima no lo permite, de hacer mis caminatas con el pequeño de ST.

Él siempre anda diciendo que no necesita más que una chamarra y con eso la hace, creíble pues su cuerpo está acostumbrado a las bajas temperaturas, pero cómo ha de haber sentido el frío que me pidió que le consiguiera una bujanda que le pasara, y es que bien "machín" dice que los hombres no necesitan nada de esas mariconadas, ajá, jajaja; qué divertidas me doy. Total conseguimos la bufanda y hasta le enseñé como usarla "modernamente". Me contó que su hermana se sorprendió de que tuviera puesta una bufanda, confirmando lo anteriormente dicho de su punto de vista por ciertas prendas.

Pero la cosa no terminó ahí, caminando en el frío sintió dolor en los oídos. Lo sé, es horrible ese dolor, los oídos son bien sencibles. Yo traía una gorrita tipo Chavo del ocho, así que venía bastante agradable con ella. Me pidió conseguir una gorra similar; ahí nos tienen busque y busque pero nada, parece qe todos querían la misma gorra, no quedan más. He tenido que prestarle la mía y yo he usado otras que tengo. Una vez más, qué divertida. Hemos andado en la calle caminando y cuando es hora de regresar y subirnos al coche, miramos el termometro -12 y hasta -15. ¿Cómo será el resto del invierno?

6 de enero de 2009

Se busca...



Sí, se busca adjetivo calificativo que permita describir este año. Lo que tengo claro es que no quiero encontrar o usar uno que hay en los tantos escritos, de los miles que hay en la red, de lo "difícil" que puede ser el año. Eso lo sabemos ya y de sobra. Pero por qué no pensar que ante todos estos infortunios tenemos también las mismas o más posibilidades de sacar lo mejor de cada uno para hacer la diferencia. Nuestras sociedades comienzan a vivir en la mierda, creo que a nadie le gusta ello y por lo tanto el tender la mano y el ser más comprensivo con los demás puede ser la lección que debamos aprender de todo ello.


Ya he mencionado lo que puede suceder, por cuestión ejemplificada a través de la historia, en las crisis sino son atendidas como se deben. Movimientos extremos, guerras, anarquismo, lo peor de la humanidad. Cada quien habla de cómo le va en la feria y cada quien se "siente como quiere sentirse"; así que no les invito a vivir en un imaginario colectivo color de rosa, aunque este sea el tema de mi bló. Sólo hay que ser congruentes con nuestra realidad y nuestras posibilidades. Ello creo que ayudará a una salud mental.


Mis anteriores argumentos se los ilustro de la siguiente manera a razón de encontrar lo mejor de todo este desmadre mundial. Cuando leo a otras personas que comparten su vida, me doy cuenta que han tenido una vida igual o más cabrona que la mía; muchas de ellas han "vivido" en una crisis constante -lo ilustro así no por juicio de valor sino por mera metáfora-. Pero de tras de todas esas "penurias" se encuentran una cantidad incuantificable de esfuerzos, sacrificios, deseos y fuerzas que no son consideradas, pues nos concentramos en nuestros "problemas visibles" o focalizamos toda nuestra mente y cuerpo en algo que igual no es el verdadero problema.


Tomar estas características que han permitido salir avante a sus protagonistas es lo que quiero retomar, usar y compartir para que este año no aceptemos más mierda mediática y asumamos cada persona que se puede hacer diferencia.


Inspiración. Es el adjetivo que quiero para este año. Mi amiga Martha Esthela me inspira cuando pienso en la familia, ella se esfuerza y lucha por hacer realidad ese sueño, aunque ya lo tiene y lo vive feliz. Miguel me inspira con sus tantos esfuerzos y rechazos de sus escritos pero ahí va y se siente que no se dejará por vencido hasta tener algo publicado, que si él no se da cuenta, ya tiene varias cosas publicadas. Maga y Conny con sus familias, sus esfuerzos por hacer sus vidas y vivir felices día a día. Elena con su amor por su marido, siempre tan alegres. Fredy y su ejemplo de lo que una persona puede y es capaz de lograr, cualquiera se sentiría orgulloso de estar en su vida. De mi madre y hermano que siempre, aunque lejos, ven por mí y que aunque las cosas estén siempre "negras" no se debe rajar uno y seguir. De los miles de mexicanos que son violentados, muertos, explotados, usados, esclavizados por malas personas y por gobiernos corruptos siguen al pie de lucha, siguen creyendo en ese país. De la gente discapacitada que veo a diario y que no se detiene por "obstáculos" que la vida diaria les trae. De mujeres como Lydia Cacho que han salido adelante pese a que todo el poder de las instituciones de Estado acañalaron su vida personal y profesional. De Hasse y de su sencibilidad para decir que no se necesita la violencia para solucionar problemas y de su eterno enamoramiento por el amor. De mis amigos gayscouts que quieren cambiar al mundo de muchas "normas heterosexuales". De mis amigos del club de natación que encuentran una razón para compartir unos minutos de alegría con otros pese a las dificultades. De los días fríos de Estocolmo cuando voy sentado en el metro y miro al exterior con paisajes blancos y un sol que me pega en la cara. De lo mucho que me sigue costando estar en este país. De Témoc que se avienta a hacer lo que él desea, amar al teatro. De Mercedes que se ve como una persona que puede impactar positivamente a otros. De Carlos y sus pensamientos estructurados. De Mónica que busca hacer la diferencia desde su escritorio de trabajo. De Ricardo y su perfeccionismo. De Gloria, de su amistad, y su alegría por vivir. De Vane que se atreve. De todos los que llegan a este espacio y me dejan un mensaje o que me leen simplemente porque les gusta... Siempre inspiran algo. Y finalmente pero no al último de mi ST quien con su compañía y amor me ayuda en este camino.