Soy tan perfeccionista que en ocasiones no comienzo algo porque se me mete a la cabeza la idea de que debe ser algo bueno y, como en el momento no lo tengo, pues no lo hago. Quizá he perdido tiempo y oportunidades valiosas o como se dice en el mundo del esfuerzo-wannabe tomar una oportunidad.
Ese perfeccionismo tiene varias aristas y una es el que me autosuperviso, por ejemplo, ya sabes, mil veces antes de salir de casa que si llevo las llaves, el dinero, mis tarjetas, la credencial, el molcajete, etc, etc... Así que, cuando se me olvida algo pues me miento la madre hasta que me canso, me pongo de malas, berrinche víl, diría mi sacro-santa mamí.
Acá pues, a veces ando supervisando a mi conpinche y cuando olvida algo, uy, uy... no les digo, imaginénselo, jajaja.
Pero también, soy humano, si mis vidas, aunque lo duden. Y a veces, no es que olvide las cosas sino que al andar o ir corriendo y demás pues se me caen o las olvido en algún lugar En México lindo y querido la de cosas que perdí, quizá hasta m virginidad, jaja.
En Suecia, pues ya perdí un par de guantes pero por bruta, no por otra cosa. Sin embargo, en el "perder" algo me ha pasado unas tres veces, mis guantes fueron los primeros, luego una bufanda, luego otros guantes y luego un lubro. Ya se imaginarán como andaba. Los juegos artificiales del 15 de septiembre en el Zócalo se quedaban pendejos en comparación con mi coraje.
Luego de mi vilís pues dejé pasar los sucesos en cada uno de los eventos. Pero oh sorpresa. Al día siguiente de perder la bufanda la encontré, en realidad, no la perdí, sino la olvidé y la hallé en los lockers de la alberca, ahí estaba, como si nada, como si la hubiera dejado apropósito. Lo mismo pasó con los otros artículos... el encontrarlos se me hizó tan maravilloso, ni pensar que eso pase en México, así que no puedo comentar más que esta frase: y que me quedó callada.