Hoy cumplí dos semanas, sí, dos semanas exactitas de estar de éste lado del charco. La emoción sigue, aunque no con la intensidad, como la sensación que causa un dulce a un niño cuando se lo dan por primera vez. Ante tal escenario muchas cosas me han pasado por la cabeza: i) el qué hacer, ii) cómo le voy a hacer, iii) debería llamar o esperar, iv) qué pensará, v) cómo hago que... vi) cómo estará mi familia, vii) mi mascota, la extraño, viii) mis amigos, ix) etc., etc., ...
El miércoles de la semana ante pasada fui a lo que en inglés le dicen Tax Agency, en sueco, por ahí lo tengo, pero ni el interés por ahora de mencionarle o buscarle, para obtener mi número de seguridad social o lo que es el simil; dijeron que en dos días lo tendría, supongo que hábiles, ante tal lógica, pues ese fin de semana deje de preocuparme. Pero oh, sorpresa, ya han pasado más de dos días hábiles y nada... no sé si sea porque hay break por vacaciones o a qué se referían con dos días. Ya le pregunté a mi pareja y, como sé que siempre se toma a la ligera las cosas y no parece una persona moradora de este país, ja, pues ando que ni el calor que se siente en estos días me calienta.
Pienso que mañana será un buen día para darme una paseadita por ese lugar y preguntar qué pasa. La verdad es que siento que me urge, no sé por qué del todo, pero siento que será como un buen inicio para emprender mi búsqueda de espacios personales. Digo, en el famoso FSI (Cursos de sueco para inmigrantes, legales, jaja) me piden dicho número para poder registrarme, ya de derecho, en el próximo curso, que para mí, según por mis estudios, ja, me toca hasta septiembre.... ¡Uff !, larga espera supongo. Además, necesito encontrar trabajo, ya saben... plata es plata.
Por eso me pregunto, qué le pasa a la gente por su cabecita cuándo ve los problemas de otros y que si bien no son suyos, si mucho de que puedan resolverse depende de ellos, de su trabajo.
Por si fuera poco, parece que tenemos una dificultad en puerta. El piso que rentamos se encuentra entre dicho para mantenerlo. Resulta que la dueña, una doña de ya 93 años, pues anda ya muy enferma, se teme lo último, su muerte. Los herederos quieren vender la casa, los posibles nuevos dueños están interesados en que sigamos en el piso, hay buenas referencias para nosotros; el punto es, que no se sabe del todo si venderán la casa, si es así, si será a los "posibles nuevos dueños" o qué pex.
Pienso que ante tal situación hay que crear un par de escenarios, yo ya los tengo, pero creo que mi amorcito, no. Lo peor, parece que le da güeva pensar. Me choca. Pero no se puede tener todo en este mundo, jajaja.
Ya contaré sobre los escenarios y más sobre enunciada situación.
24 de julio de 2006
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