18 de mayo de 2008

Sugen på...


... Mexiko (con ganas... ...de México).

Yo disfruto mucho viajar en el metro. En la Ciudad de México, con todo y lo que ello implica, es algo que siempre me atrae. Si por algo nunca compré un coche en México fue por razón del metro, ecológico, funcional y tan folklórico; nunca quisé renunciar a viajar en él, aprovechar el tiempo de traslado y leer un libro, ver a la gente, su comportamiento, lo que sucede, los posibles paisajes, entre otras, no tienen precio. Es el metro, con la más positiva percepción, hasta terapeútico. Si bien no siempre es disfrutable el 80% del tiempo lo es y vale la pena.

Esa costumbre de viajar en el metro sigue acá en Estocolmo y si disfruto mucho esta ciudad es por razón al transporte público. En muchos lugares, sobre todo en USA y México, utilizar éste, es una vinculación directa, en muchos de los casos, a una cuestión de posición social; acá, no es de tal envergadura esa vinculación. Puedo decir que una buena forma de conocer una ciudad es a través del metropolitano. Los paisajes de Estocolmo en invierno, primavera, verano, otoño son de postal.

Siempre cosas interesantes me han pasado en el metro. Y es en él cuando más se me recuerda a México. La razón, muy sencilla, en él, he conocido a otros mexicanos, en él, viví un momento alegré con un borrachín sueco casado con una mexicana, recuerdan el relato, en él, he encontrado las fotos de algunas playas mexicanas, en él, he visto cómo sería un swemex (Dalarnashäst con bigote) y recientemente una anécdota más sobre México me sucedió ahí.

Una pareja sueca abordó el metro justo en la misma estación que yo y se sentaron frente a mí. Me llamaron la atención debido a su belleza bastante peculiar ante mis ojos tanto que no pude evitar mirar el cuello de la chica. Una extraña figura pendía de él, quisé reconocer la forma a primera vista pero ésta no pudo ser mantenida, no es prudente mirar así al prójimo. Sigilosamente y traviesamente me atrevía a observarle de nuevo la figura del cuello, ella se dió cuenta, él también pero ya era tarde, había descubierto de qué figura se trataba.

Para evitar alguna mala interpretación me apresuré a preguntar: -Har ni varit i Mexiko? (¿Han estado ustedes en México?). Un segundo de silencio, una mirada de complicidad entre ellos, y la respuesta fue: -Bueno, sólo yo, dijo ella, en español. ¿Por qué, cómo lo sabes? continuó ella. -Ah, pues reconozco a esa imagen en cualquier lugar fuera de México y señalé su cuello. Me sonrió. Es la Vírgen de Guadalupe, todo mexicano la reconocería sin importar su creencia, le dije. Me sonrió aun más. El chico, no decía nada, su silencio evidenció que no sabía español, optó por mirar a través de la ventana y ver el lluvioso paisaje que se ofrecía entre Gullmarsplan y Skanstull.

La conversación se despachó para dos. He estado tres veces y quiero vivir allá, dijo. Trabajé un tiempo en Guatemala pero primero hay que pasar por México. Hay muchos lugares interesantes en tu país pero Oaxaca es mi favorito, respondió ante mi "interrogatorio". Sonría y sonreía cada que articulaba sus palabras para pronunciar un español-blatte -así como nosotros hablamos sueco-blatte-. Creo que le fue gratificante practicarlo un poquito, se sentía dura la conversación pero por la limitación de la fluidez, no por otra cosa.

¡¿Ah, lees el periódico!? -a forma de continuar la conversación-. Sí, practico tu lengua, jaja. ¿A ver? -y extendió la mano para que le ofreciera el periódico-. ¿Subrayas palabras, por qué?. Es que son las palabras que no conozco, así hago primero, luego llego a casa y las busco en el diccionario. Vaya, pues no son muchas, entonces hablas bien sueco, aseveró. Nä... necesito practicarlo mucho, ya sabes, no es sencillo, le respondí.

¿Cuánto llevas en Suecia?. Cumpliré dos años en junio, el 10 de junio para ser exactos llegué de México. ¿Dos años? ¡y ya lees el periódico en sueco!, qué bien, pero por qué aprendes sueco, es tan pobre idioma, no muchos lo hablan, para mí no tiene sentido, no les comprendo, argumentó ella.

Bueno, pues, si uno vive aquí es como hasta cierto grado una necesidad. Cierto, me pondré a repetir mis lecciones de español, si es que planeo vivir en Mexico. Creo que si, mucha suerte, le dije, Skanstull es mi destino y he nos aquí. Ha det så bra så länge!, le ofrecí.

Pero antes de descender del convoy apeado en la estación volté hacia ellos a forma de confirmar el momento alegre que fue para ambos. Ella me regalo una sonrisa más y dijo para mí, casi susurrando pero perceptible: ¡Viva México!.

Después, ese mismo día, sin caso del momento, de la conversación, de que supiera mi anécdota de la mañana y de forma expontánea mi ST me dijo: Älskling!, vet du vad?, jag är sugen på Mexiko-¡Amorcito!, ¿sabes qué?, tengo ganas de México-. Me alegré más y un pensamiento que ya había tenido anteriormente me vinó de nuevo a la cabeza. Yo no me veo viviendo en Suecia el resto de mi vida. Estoy seguro que el día en que mi ST le conozca me dirá: Älskling!, när skulle vi flytta hit? -¡Amorcito!, ¿cuándo nos mudamos aquí?-.

9 comentarios:

? dijo...

Rodrigo,
Si, tienes razon, en Mexico y aqui, no es muy comun viajar en metro, porque estupidamente se cree que ello te bajaria de 'nivel', aunque debo decir, que en las megaciudades de USA, cada vez es mas y mas comun que todo tipo de gente use el transporte publico porque es mucho mas conveniente que manejar.

Portland, la ciudad donde vivo, tiene uno de los mejores, si no es que el mejor, sistema de transporte del pais, y muchisima gente lo usa. Yo tambien lo hice por mucho tiempo, y la verdad tienes razon, uno se entretiene y concoce mucha gente, y de todo tipo!

Tengo curiosidad de como conociste a tu pareja, puesto que el no ha estado en Mexico. Online?

maga dijo...

Ró ! está de bola la anécdota :)
jamás te imaginas que algo así podría suceder.
En ocasiones odié viajar en metro, principalmente la línea del "Rosario" es como si Juan Diego se te apareciera en calzones blancos! horrible neta.

Sabes algo, me encanta como narras, me imaginé toditito :) y me uno a ella, tu sueco es excelente ;)

besos

Anónimo dijo...

Me uno a tu gusto por el metro, de hecho ya enseño a Emilia a viajar por él (mi hija de 6 años) y a Brownie (mi perrita chihuahuita). Hemos encontrado de todo, desde personajes alegóricos hasta gruñones.

¿Como olvidar el viaje hasta la Facultad y el regreso a casa sentado en el piso porque era raro encontrar lugar en la línea verde?

Are you remember?


MR.

Millenia dijo...

Ro!!!! hasta que te apreaces!!!
dondì andas? ;)

yo por mi parte, para ir a trabajar no tengo que usar el metro, màs bien es cuando me voy de tour por la ciudad, cuando hay menos gente en èl y apenitas asì està bien para mì al menos, y puedo ver todo alrededor, cada pesonaje que se sube,toda una gama ante mis ojos, los comerciantes ambulantes de vagòn en vagòn con la mùsica a todo lo que da. la verdad en las horas pico 2 o 3 veces me ha tocado ùltimamente y fue horrible, ya nada màs faltaba un ñor en la puerta que nos empujara para que pudiera cerrar la puerta (como en algún paìs asiático ví en la tele alguna vez, seria japòn?) ya que en verdad no cerraban, una y otra vez pero nada, de tanta gente! entonces me alegré porque no todos los dìas tengo que pasar por eso! por cierto no te enteraste de la señora que que se metiò por la ventana, hace como 2 meses! :S saliò hasta en las noticias el video jajaja ah dichosos los celulares con càmara, lo que graba uno no? jajajaj
a todo esto me encanta tus relatos metreros :D que buena onda ! ;)

saludos! :D

Millenia dijo...

ahh .. por cierto la foto es de alguna estaciòn en Mèxico?
esta bien padriuris!!!

ya lo creo! tu amorcito ya no se va a querer regresar cuando venga!!! jejeje

saludos!

Elena dijo...

Ååååååka pendeltåg
jag är en loser babe
jag har inget körkort

Jajaja... la has escuchado comadre? :P
Pues que te digo, yo creo que depende de a que hora que subas y como porque línea, porque ahí también hay niveles. No es lo mismo subirse en la Merced que en Barranca del Muerto... ni tampoco a las 8:00 de la mañana dirección Observatorio que a las 12:00 del día dirección Universidad... pero bueno pasando este inconveniente no podemos negar que es un transporte efectivo, rápido y sobre todo limpio, el metro ha sido uno de mis mayores orgullos cuando le presumo algo de nuestra ciudad a mi marido... al margen de eso, lo que me daba mucha flojera era el pesero hasta la estación mas cercana que en mi caso era Oceanía o Moctezuma, linea 5 o 1 según el lugar al que se iba. Y sí resultaba toda una aventura, especialmente en la 1 cuando me tocaba regresar a las 18:00 en el vagón de mujeres... jajajaja... aventadero de bolsas, revistas y las adultas entaconadas pasando por debajo del tubo de un metro de altura para ganar lugar.
Te mando un gran abrazo y cuídate mucho, seguimos en contacto y ya platicaremos del metro cuando nos hablemos :D

Anónimo dijo...

Ró:

Le pedí a Micky tu correo de hotmail, espero no te moleste, por aquello del msn, espero encontrarte, el mío empieza con dominik oki?

SALUDOS

Ogirdor dijo...

¡Hola a todos!
Como escribí el metro es un lugar lleno de situaciones en las que el ser humano se da cuenta de lo que puede ser capaz, ya bien por obtener un lugar aventando la bolsa, metiéndose por la ventana, ya por los que se dan amor, ya por los que son indiferentes, ya por los que lo gozan, ya por los que le sufre ... y así. La foto que empleé es de öa estación de la Tapo o mejor conocida como San Lázaro en la Ciudad de México, se ve moderna y uno pensaría que no es chilangolandia, no. Claro no se puede comparar con otros sistemas más sofisticados, digamos el metro de Copenague que no tiene chofer, sino que es computarizada la cosa por no decir que mono el sistema. También los hay interesantes en el gabacho, he leido y sabido de viva voz que Portland, por ejemplo, es una de las contadas ciudades de EE.UU. que no son tan gabachas y apuestan por el sistema colectivo. Hay que pensar en la ecología aunque esto suene trillado, qué no. Pero bueno ser tan ordenado le quita el "sabor" de verse apretadito, calientito y manoceadito durante horas pico, digo, tanto que ahora uno escribe sobre ello. Aunque también es un sistema de clases pero eso pasa en todos lados, por ejemplo, acá en Estocolmo, en las líneas que van a otras kommuner después de x estación vez sólo inmigrantes, ni un mendigo suequito; también es casi claro que cuando alguien habla por móvil durante el trayecto y lo hace casi gritando es un inmigrante, jaja; los suecos lo hacen sólo si van briagos y si son un grupo de adolescentes.
Pero bueno, las historias siguen y siguen... seguro darán para más. Ahora quiero convencer a mi ST de usarlo más y que deje el automóvil, aunque lo veo difícil ya anda pensando en cambiar de nave y la verdad yo lo apoyo, quizá un hibrido, así pasará por mí a la escuela, yo con mis libros pegados al pecho, sentadito en una banca, cual colegiala de prepa, jajajajajajaja. Ay ese ST pura ternura me inspira. Pero ésta, ésta es otra historia... una que está escribiéndose.

Conny dijo...

Querida comadre!!Por fin regresas al blog! Como te extrañaba recondenadota!! :)

Me uno a los demas, me fascina como escribes. Y como dice Maga, me podia perfectamente imaginar toda la escena en el metro con la chava!

Que buena onda que tu älskling esté con ganas de Mexico, vayan! pronto!

Historias en el metro debe de haber muchas y tu debes de tener montones. Sigue contandolas si?

Te mando miles de abrazos!!

Conny