15 de junio de 2007

Bésame, bésame mucho...


Me subí al T-bana, entre empujones, gritos y arrimones, faltó la madam con sus bolsas de mandado para asegurar, por un momento al menos, que era la estación del metro Hidalgo, la ausencia de tal, la mampara con el nombre de la estación Östermalmstorg y la voz por el megáfono: Tåg mot Norsborg, me regresaron a mi realidad. Mire el reloj para terminar de convencerme que no eran las seis de la mañana, sino la una de la madrugada.

En este periodo el sol saca provecho y se resiste a desaparecer del todo. El señor sol sabe jugar bien y durante algunos meses seduce a la noche para robarle unas horas. Miles de historias son escritas bajo su actuación. La mía es una de ellas y lo único seguro que tengo es que luego del verano su escritor terminará bastante desvelado. Mi incosnciente no cede ante la luz solar y no me permite dormir. Días esperando que la noche llegue para ser abrazado por los brazos del Morfeo. Dicen que era guapo.

El olor al alcohol en el subterráneo era perceptible. Se sabe de antemano que así será durante los fines de semana. La droga nacional, el alcohol, su deporte nacional, llegar a la beodez. Este producto transforma la escena diaria de viajes silenciosos en discusiones de mercado, claro está que a menos que te toque algún personaje del Medio Oriente, en un día ordinario y aún viajando solo buscará la forma de hacerse notar, complejos, pero con los suequitos el alcohol es el combustible para verlos hacer, decir y/o actuar lo que en estado sobrio sería difícil de presenciar. Desinhibidos los "timidos" suecos es para estudio antropológico.

A veces no es sencillo trasladarse más de cinco estaciones con un ruido de tal magnitud, el del mercado. Sin embargo, la Ciudad de México me aportó mucho para sortear estas situaciones. Ignorar, pensar u ocupar mi atención en otras cosas como en el observar los paisajes o ensimismarme aunque siempre alerta. Este viaje no era la excepción.

Pero por alguna extraña razón una voz se fue apoderando del bullicio y las platicas-gritos acaloradas, poco a poco cedían a la voz que aunque destacaba por su volumen no era molesta, mi actitud de ignorar también cedió. Inusual. Sentí curiosidad de voltear la cara para buscar al portador de la voz y la razón por la que se "reestablecia el orden" pero mis manuales de buenas costumbres indican que es de mal gusto hacerlo, mis amigas me matarían y me considerarían naca por meterme en asuntos que no son de mi incumbencia, humildemente aceptaría el calificativo porque sé que tienen razón.

¡Ay virgencita!, ¿por qué me pones en estas situaciones si sabes que soy bien metiche?, pensé, pero como la mismísima hembra que soy me aguante. Bien macha yo.

¿Qué podrá ser tan interesante para que los borrachos estos se callen?. Qué más bizarro que predicadores de la fé, excluidos, grupos de turistas, inmigrantes queridos y no tan queridos, estrambóticos, abusivos, durmientes, amantes, qué?. No tardé mucho en descubrirlo. Un hombre, un indigente, entablaba charla con todo aquel que estuviera en su camino, demasiado alcohol en su cuerpo pensé, pero cómo es que este personaje pueda acallar al mercado. Simplemente tenía una especie de karma, charming, química, que sé yo... platicó con gente de todos tipos y sabores y digo que entabló porque destinó bastante tiempo en hacer comentarios e involucrar a los inocentes entrevistados.

Fue interesante ver desplazarse a dicha persona, quedé anonadado, al escucharle hablar por lo menos cinco idiomas diferentes: sueco, inglés, alemán, francés y español.

Silencio, silencio. Nos dijo a todos pues hasta el más briago se dio cuenta de que él no era alguien a quien se le mira con ojos de indiferencia por ser indigente.

Llegó mi turno, se sentó a un lado mío. Qué voy a decir, para ese momento no sabía que supiera español. Pero mi sentido egolatra me ganó por un momento porque el señor no me dirigió palabra alguna sino a los pasajero que estaban de frente a mí. Preguntó en sueco varifrån kommer ni?, no hubo respuesta, no eran suecos; i don´t undertand you, se oyó luego de un intercambio malicioso entre los entrevistados. Habían visto el "espectáculo" desde el principio y por sus comentarios y actitudes me fui enterando de lo que sucedía a mis espaldas.

Pronto uno de ellos que se me hizó el más sangrón tomó posesión de la conversación, respondió todo menos lo preguntado. El entrevistador, en silencio, observaba y me llegó a parecer que ponía atención a lo que se le respondía; pero volvió a insistir: varifrån kommer du?, where do you come from?, ¿De dónde eres?. Volvió haber intercambio de miradas pero esta vez fueron de incredulidad. Yo abrí los ojos de asombro, tanto que el pasajero frente de mí lo percibió.

Ah, lo tengo, entonces si hablas español, inquirió el ya animado pasajero sin hogar. Sí, sí que puedo hablar español, soy mexicano. Abrí más los ojos. Ironía de la vida. Otro mexicano, justo frente de mí, ja.

¡AAAhhh, México!, sabe usted que me casé con una mexicana hace muchos, muchos años, imagínese ahora tengo 68. Fue bonito, fue en Cancún, aún puedo oler el mar, la comida, a las mujeres menuditas y hermosas de allá.

Déme una mexicana señor, se lo suplico. No hay mujeres, no hay gente en ninguna parte del mundo que tengan lo que ustedes tienen. No quiero suecas, no quiero de otro lado que no sea de México o de Cuba. No hay en ninguna parte lo que ustedes tienen, no hay vida como la que ustedes tienen, no hay sitios como los que ustedes tienen, no hay comida como la que ustedes tienen.

Había silencio por completo en el metro. Sentía las miradas de los que seguían ahí sobre nuestros espacios. Yo no volteaba pero no seguí´más con mi desinterés, sólo escuchaba. Pronto me envolvió e incluyó en la charla. ¿Usted también habla español, de dónde es?. Este, soy de México también. La cara del pasajero de enfrente no terminaba de creérselo. Él de Puebla, yo de chilangolandia. Entonces vienen juntos, no. No, no para nada. Qué casualidad, cosas del destino, dijo ya nuestro entrevistador.

Bésame, bésame mucho...... síganle por favor, por favor canten esa canción, imploró el sesagenario. Nos miramos y...

...como si fuera la última vez; bésameeeee, bésame muchooo, como si fuera la última vez.

Sólo podía escuchar el ruido de las ruedas sobre los rieles, no había más mercado, no había interés por sobre salir dentro de todos a través de las charlas con fuerte volumen.

Yo sólo ví una lágrima que rodaba por el rostro de nuestro promotor del destino.

El otro mexicano salió con su acompañante, corrieron a la puerta estabamos en su parada. Se despidió con un adióssssss. Me quedé en el vagón con el resto de los ojos y el señor.

Gracias, pero ahora yo tengo que bajar en la siguiente, necesito tomar el tren de regreso.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Me dejaste sin palabras...
lo que son las cosas de la vida, Dios mio, imaginate todas las memorias que vienieron a la mente de ese individuo, todos los aromas y sentimientos como si estubiera todavia ahi...
SPEECHLESS!

Lorena dijo...

que bonita historia Ro, que impresionante, las cosas que pasan a deshoras, verdad?, viste aquella película después de hora??, algo asi, jejeje... pues nada, sigue escribiendo, lo haces muy bien!
saludos

Anónimo dijo...

Me encantó este recorrido. Más, más, más!!
/Ricardo

Anónimo dijo...

Gracias chicos, más que escribir esta anécdota para mí la hice para todos nosotros que andamos en otro país que no es el nuestro. Aunque también debo reconocer que éste país es ahora mi casa y no me veo más como un "inmigrante".
Abrazotes de a montones.
Ró.

maga dijo...

Hola Ró, ya regresé para ponerme al día en los blós, Elena me dio tus saludos, gracias!! :D a ver si luego me pasas tu mail y asi parloteamos un rato por el msn ;)

Esta historia está buenisíma, los que hacen las coincidencias a veces sin querer las cosas pasan y quedan grabadas, te impactan más cuando son efímeras.

Te mando un abrazo enorme Ró :D

Millenia dijo...

Que historia. Que bonito hablo el senior de nosotras ;) Al menos te encontraste a alguien que haga la platica pues, y que haya dejado a todos con los ojos abiertos. Digo el senior es amigable, y sabes, al menos para mi,es interesante, como abrir un cachito más del mundo, y si me pregunto que onda con la vida de los indigentes que andan por ahi, y como fue que llegaron hasta ese punto. Claro que todos los que vemos en la calle tenemos una historia pero sobre todo la de estos seniores yo creo que no son tan cotidanas (como la que pasan en la pelicula de amores perros, que el indigente era un millonario que tuvo que dejar a su familia etc ). Quien habria imaginado que estuvo casado con una mexicana, el que te encontraste tu. Como sabes pos aca en mexico lindo y querido es diferente el asunto, y es mas comun hacer platica con alguien a tu lado, no porque asi lo planeen sino sale por casualidad y yo encantada de escuchar las hisotorias.
si ya se que no tiene nada que ver, pero me acorde tambien, pero es igual de curiosa esta historia como la de seniora que te pellizco en la biblioteca, cuando debió darles el pellizco a los otros que no dejaban de hablar ja!.
Por cierto ya estas en estocolmo o sigues en gotemburgo. Saludos!
yo merita :P