5 de noviembre de 2007

Spion

Ñaca, ñaca... mi mente juega ese tipo de sucesos dignos de ser relatados por el Marqués de Sade.
Siento frío, bastante diría, mi vejiga no me lo perdona, necesito ir al servicio. Mi sueño se ha truncado. ¡Mierda otra pinche noche de perro!. ¿Carajo por qué no puedo dormir bien?. ¿Serán las 8 tazas de café que consumo al día -carga sueca-?. Es lo de menos ahora.
Me dirijo al servicio. Miro el reloj que está en el refrí, aún somnoliento, luego a través de la ventana de la cocina. Pero, pero, qué ven mis ojitos. El sueño desapareció. Es mi vecino. Jíjo del mar dormir, sólo me tienta. Se cae de bueno, pero qué digo bueno, se cae de (censurado). Pequé con el pensamiento.
Pero ya tengo pretexto para cambiar palabra. Tiene un perrito y raudo y veloz yo me las sé de todas todas sobre los perros. Buaaaaa, buaaa. Ñaca, ñaca. Pienso si me despertaré sin mentar madres la próxima vez y emprender mi tarea de espía.

No hay comentarios.: